Ciudad Patrimonio de la Humanidad en el sur de México, Oaxaca tiene una identidad particular que proviene de etnias indígenas como la mixteca y la zapoteca.
Construyeron asentamientos próximos y todavía tienen minorías significativas en todo el estado.
A minutos de Oaxaca se encuentra Monte Albán, una elevada localidad zapoteca en lo prominente de una colina, y tras perder ciertas horas asombrado por sus pirámides y las vistas de la región, puede maravillarse con los bienes descubiertos en una de sus tumbas en el Museo de las Etnias.
El centro histórico de Oaxaca está repleto de arquitectura de la temporada colonial, construida con inconfundibles canteras de color verde grisáceo.
La comida es deliciosa y Oaxaca tiene siete salsas de mole diferentes, al tiempo que los saltamontes, saludables pero desalentadores, forman parte de la dieta local.
Exploremos el Las mejores cosas para hacer en Oaxaca:
Tabla de contenidos
- 1. Monte Albán
- 2. Museo de las Culturas
- 3. Iglesia de Beato Domingo de Guzmán
- 4. Museo Rufino Tamayo
- 5. Zócalo
- 6. Árbol del Tule
- 7. Plaza de la Danza
- 8. Museo Textil
- 9. Catedral de Oaxaca
- 10. Jardín Etnobotánico
- 11. Mitla
- 12. Mercado Benito Juárez
- 13. Ex–Monasterio de Santiago Apóstol
- 14. Hierve el Agua
- 15. Cocina
1. Monte Albán

Este pasmante sitio arqueológico se encuentra a 10 kilómetros al suroeste de Oaxaca, descansando sobre una cresta de 1,900 metros de altura y 400 metros sobre el valle.
La parte de arriba de la cresta se niveló para formar una acrópolis en una posición prácticamente inexpugnable.
El asentamiento aquí se remonta a alrededor del año 500 a. C. y estuvo en la cima de su poder en la época del primer milenio d. C. Luego, por razones que se desconocen, Monte Albán fue abandonado en el siglo IX y más tarde, en el siglo XIII, fue empleado por la civilización mixteca como sitio para sepultar a sus mandatarios.
Ciertas muchas vistas indispensables son la Plataforma Norte, coronada con lo que probablemente sean santuarios; Los Danzantes, piedras con relieves olmecas de personas en movimiento; la Interfaz Sur, otra pirámide espectacular, y la Interfaz J, que fue un viable observatorio astronómico.
2. Museo de las Culturas

Predeterminado en 1575, el viejo Monasterio de Beato Domingo de Guzmán estuvo activo desde 1608 hasta 1857. Algunos de los edificios fueron utilizados por los militares durante la Guerra de Independencia en la década de 1810 y a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX todo el monasterio fue un cuartel.
Desde 1972, el monasterio aloja un museo de primer nivel que muestra una cronología de la historia humana en Oaxaca por medio de 14 salas.
Empezarás con cazadores-colectores hace 10,000 años y viajarás a través de los zapotecas, el abandono de las grandes ciudades de Mesoamérica como Monte Albán, la llegada de los españoles, el surgimiento de una nueva nación en el siglo XIX y la vida de los oaxaqueños. comunidades indígenas hoy.
La galería de cada habitación merece la pena, pero si solo tiene tiempo para hojear, asegúrese de ver las joyas de oro, la máscara y la vasija de cristal de la Tumba 7 de Monte Albán.
3. Iglesia de Beato Domingo de Guzmán

Unida al museo en el claustro, la iglesia del monasterio fue terminada en 1731 y restaurada en 1993. Posee un estuco de una riqueza muy, muy rica que podría compararse con la Capilla del Rosario de Puebla.
En la entrada abovedada se distingue un Árbol de Jesé, que delimita la ascendencia de Cristo.
Los patrones entrelazados llenan todas y cada una de las superficies del interior y están trazados con oro, en las flautas de las columnas, alrededor de los cofres en el techo y cerca de las muchas piezas de escultura policromada.
Las estadísticas tras este monumento son increíbles: mucho más de 60.000 láminas de oro de 23,5 quilates se utilizaron en su decoración.
4. Museo Rufino Tamayo

El Museo Rufino Tamayo de Oaxaca fue fundado por su destacado artista homónimo y se encuentra en una muy elegante mansión del siglo XVIII de la época virreinal.
El museo está dedicado por completo al arte prehispánico, en el que Tamayo se inspiró y coleccionó en todo México.
En determinado sentido, se podría decir que el museo encarna tres periodos de tiempo: prehispánico por su arte, colonial por su sede y moderno, en tanto que Tamayo curó la exposición y decidió su paleta de colores.
Hay más de 700 piezas en cinco salas, que tienen dentro estatuillas y esculturas de piedra (echa una ojeada a los perros que semejan reales), vasijas de cerámica y relieves.
5. Zócalo

Entre la Catedral y el Palacio de Gobierno se encuentra el Zócalo, a la sombra de los cipreses de Moctezuma y basado en un quiosco de música Art Nouveau instalado en 1901. Hay actuaciones musicales eventuales de la Marimba del Estado de Oaxaca en este encantador rincón.
Estos son algunos de los muchos actos que van a tener sitio en la plaza, como el Grito de Dolores la noche del 15 de septiembre.
En esta noche el alcalde relata un discurso pronunciado por primera vez por el mártir de la Guerra de la Independencia, Miguel Noble.
Cada línea es recibida con entusiastas chillidos de «¡Viva!». El 23 de diciembre hay un evento mucho más esotérico, La Noche de Rábanos (Noche de los rábanos) cuando los rábanos se tallan en exhibiciones extrañas y increibles antes de mustiarse en cuestión de horas más tarde.
6. Árbol del Tule

Menos de diez kilómetros al este se encuentra el pueblo de Santa María del Tule en cuyo centro se encuentra un ciprés de Moctezuma de 40 metros de altura.
O sea de edad ignota, pero fluctúa entre 1.200 y 3.000 años.
El árbol está entrelazado en leyendas zapotecas y fue plantado en un sitio con concepto espiritual, en teoría por un sacerdote azteca del dios del viento Ehecatl.
Asimismo cabe destacar la amplitud del maletero.
Sin tener en cuenta los contrafuertes, este tenía 9,39 metros de diámetro en la última medición, lo que transforma al Árbol del Tule en el árbol mucho más corpulento de todo el mundo.
¡Quinientas personas pueden pararse a la sombra de sus ramas!
7. Plaza de la Danza

Cerca de la base del Cerro del Fortín, a pocas cuadras al oeste del Zócalo, hay una enorme serie de plazas escalonadas con una bella vista de Monte Albán desde su punto mucho más alto en el Ex–Convento de San José.
Toda la plaza fue acondicionada en 1959 con piedra volcánica de la cantera local, como rincón de exposiciones de arte, mítines políticos y actuaciones musicales.
En la semana del Día de Fallecidos cerca del 2 de noviembre se ponen gigantes entapices de arena en la plaza en frente de la iglesia de La Soledad.
En el lado sur de la Plaza de la Danza puedes hallar un sorbete de nieve de Oaxaca clásico, hecho de tuna roja (tuna roja).
8. Museo Textil

Fundado en 2006, este museo tiene que ver con el mundo de los textiles, con énfasis en el tejido, teñido, bordado y abalorios habituales de Oaxaca.
Las exhibiciones permanentes, que ascienden a 5,000 piezas donadas por coleccionistas privados, se exhiben con imaginación y se combinan con exhibiciones temporales sobre todos y cada uno de los aspectos de la ropa y los textiles, desde moda actualizada hasta técnicas viejas de todo México, Guatemala y Ecuador.
El edificio en sí asimismo es encantador, en la esquina de una hilera de mansiones del siglo XVIII y con un pequeño patio apartado.
Al ver de cerca estos edredones y ropa brillantes, se dará cuenta del prominente nivel de artesanía, utilizando técnicas heredadas de los zapotecas.
9. Catedral de Oaxaca

Construida con la misma piedra volcánica verdosa que los demás monumentos históricos de Oaxaca, la catedral se inició en 1535. A lo largo de los próximos 200 años, los terremotos requerirían múltiples reconstrucciones y el monumento que te saluda hoy fue consagrado en 1733.
Las torres que flanquean el frontón redondeado son aún mucho más recientes y datan de una reconstrucción después de otro terremoto en 1931. La decoración interior es toda neoclásica del siglo XIX, y la parte central es el altar con una imagen de bronce de Nuestra Señora de la Asunción hecha en Italia en los días de la régimen porfiriano.
10. Jardín Etnobotánico

En la década de 1990, este antiguo campo de tiro corría peligro de convertirse en un hotel y estacionamiento de gran lujo cuando el pintor y escultor Francisco Toledo tuvo la idea de plantar un jardín botánico.
En 2,3 hectáreas hay cientos y cientos de especies de plantas, todas autóctonas: Estos provienen de tiempos áridos y húmedos, zonas tibias y frías zonas montañosas, presentando toda la diversidad de la vida botánica.
Lo más enternecedora es la sección dedicada a la cueva Guilá Naquitz cerca del establecimiento zapoteco de Mitla.
Las semillas de maíz y calabaza encontradas en la cueva datan de hace 7.000 años y son los signos más antiguos de agricultura en las Américas.
Asimismo busque el cactus Echinocactus Platyacanthus biznaga, que podría tener hasta 1.000 años y pesar cinco toneladas.
11. Mitla

Cuarenta kilómetros al sureste está un lugar arqueológico Patrimonio de la Humanidad en el centro espiritual de la civilización zapoteca.
Este asentamiento en el extremo superior del valle de Tlacolula estuvo habitado desde el año 900 aC y su auge se causó entre los siglos IX y XVI.
Enormemente sofisticados, los zapotecos tenían su sistema de escritura y producían patrones geométricos muy intrincados en frisos, tumbas, cuadros y también paredes enteras.
Ubicada en lo bajo del valle, Mitla no tiene la majestuosidad de Monte Albán, pero durante sus cinco conjuntos de inmuebles alineados cardinalmente hay ejemplos fenomenales de frescos y mosaicos calados.
El Conjunto de Iglesias mucho más al norte tiene por nombre de esta manera por la Iglesia de San Pablo, construida justo encima de una plataforma prehispánica.
12. Mercado Benito Juárez

A una cuadra del Zócalo, el Mercado Benito Juárez está en lo que fue la Plaza del Marqués.
Este se cubrió con un dosel y puestos permanentes de artesanía y comida habitual oaxaqueña.
El caleidoscopio de colores es deslumbrante, pero existen algunas cosas que tienes que tomar en consideración.
Como recuerdo, los alebrijes son las esculturas de diferentes colores de papel maché de monstruos extraños, concebidas por vez primera por el artista Pedro Linares y en este momento en el corazón de las celebraciones populares de Oaxaca y México.
Para refrescarse, hay una extensa variedad de puestos que venden jugos y rico chocolate caliente.
Las ánimas atrevidas tienen la posibilidad de evaluar gusanos o saltamontes especiados (chapulines) y presumir ante sus amigos.
Hay siete tipos diferentes de pasta de mole para llevar a casa, si tiene espacio.
Si desea cenar en el sitio, puede escoger entre empanadas, quesadillas y tamales con todo tipo de rellenos.
Recomendamos una quesadilla de flor de calabaza.
13. Ex–Monasterio de Santiago Apóstol

Unos diez km al sur de Oaxaca, este complejo monástico parcialmente terminado se eleva sobre una colina justo al lado del camino a Villa de Zaachila.
Construido con esa piedra de cantera de color verde, el monasterio fue consagrado en 1570 y tiene una mezcla de arquitectura gótica, renacentista y plateresca.
El propósito del monasterio era para la evangelización.
Y la interacción entre las poblaciones indígenas zapotecas y mixtecas y los españoles provocó una emocionante polinización cruzada que es mucho más aparente en los murales de la iglesia: estos tienen estilos y motivos indígenas en un marco católico.
El complejo incluye una basílica que nunca se terminó, mientras que el claustro tiene un museo de artefactos rituales del siglo XVI.
14. Hierve el Agua

No lejísimos después de Mitla hay un fenómeno natural que podrías ver en el mismo viaje.
Desde la distancia, Hierve el Agua parece un par de cataratas que caen burbujeantes por un acantilado.
Pero cuando te aproximas te das cuenta de que son roca sólida.
Las extrañas concreciones son construídas por millones de años de depósitos de carbonato de calcio de un manantial que gotea sobre la roca.
Hierve el Agua se encuentra dentro de los dos únicos ejemplos de este fenómeno en el planeta.
Puede conocer el ubicación en un sendero circular que lo guía a las piscinas en la parte superior.
La gente viene a bañarse en el agua, que se dice que tiene cualidades curativas.
En el camino, va a ver algunas formaciones pedregosas naturales extravagantes y canales excavados en la roca por los zapotecas hace 2500 años.
15. Cocina

Como insinuamos, Oaxaca es conocida como la “tierra de los siete moles”, todos con sus propios colores y mezcla de chiles y yerbas.
El más popular es el mole negro, que consigue su tono oscuro y su riqueza del chocolate y está aromatizado con una hierba aromática conocida como hoja santa (hoja de pimienta mexicana). Por lo general, esto va a venir con arroz y pierna de pollo a la parrilla, pero también se puede emplear en tamales y tacos.
Y más allá de que puede llevar a cabo una mueca al meditar en los chapulines (saltamontes), son un «superalimento» abundante por su contenido elevado de vitaminas y proteínas.
El queso Oaxaca fue inventado por los monjes dominicanos en el siglo XVI, usando las mismas técnicas que la mozzarella, pero con leche de vaca en vez de búfala.
El resultado es cercano a Monterey jack, y se adentra en empanadas, quesadillas y tlayudas, que son una preparación local con repollo, carne asada y una salsa molcajete (una salsa de tomate y chile).









